"La grandeza es una experiencia transitoria. Nunca es consistente. Depende en parte de la imaginación humana creadora de mitos. La persona que experimenta la grandeza debe percibir el mito que la circunda. Debe reflexionar que es proyectado sobre él. Y debe mostrarse fuertemente inclinado a la ironía. Esto le impedirá creer en su propia pretensión. La ironía le permitirá actuar independientemente de ella misma. Sin esta cualidad, incluso una grandeza ocasional puede destruir a un hombre.
De Frases escogidas de Muad'Dib, por la Princesa Irulan."
"Mi padre me dijo en una ocasión que el respeto por la verdad es casi el fundamento de toda moral. Nada puede surgir de la nada, dijo. Y esto es un profundo pensamiento si uno concibe hasta qué punto puede ser inestable la verdad.
De Conversaciones con Muad'Dib, por la Princesa Irulan."
Dune, Frank Herbert, 1965.
Y por fin, tras una pandemia y dos huelgas en Hollywood, se estrenó Dune: parte 2. No voy a negar que era, sin dudas, la película que más esperaba ver desde el estreno de Dune: parte 1 en 2020, teniendo en cuenta que Dune, la novela, es, con toda probabilidad, mi novela favorita. Para quien quiera leer mi crítica sobre la novela aquí dejo un anterior artículo de éste blog, que escribí allá por 2014: https://carloslopezvalledor.blogspot.com/2014/10/dune.html . Y para quien quiera leer mi primera "crítica" sobre Dune: parte 1 aquí dejaré mi comentario (más que crítica en sí): https://carloslopezvalledor.blogspot.com/2021/09/dune-explicado-para-perezosos-y-la.html
En este último comentario no quise hacer una crítica cinematográfica al uso, por eso digo que es más bien un "comentario", porque la historia de Dune no estaba completa, y ahora, que por fin Villeneuve ha llegado al final de la novela, podré dedicarme más a aspectos puramente cinematográficos.
Una vez más, como ocurrió durante la primera parte allá por el lejano 2020 (han ocurrido muchísimas cosas desde entonces), se ha calificado a ésta película de "blockbuster de autor". Sin lugar a dudas Denis Villeneuve se ha convertido, tras estas dos películas, La Llegada (2016, de la que tengo una crítica en éste mismo blog: https://carloslopezvalledor.blogspot.com/2016/11/la-llegada-critica-de-la-pelicula.html ) y la secuela de la famosísima Blade Runner, Blade Runner 2049 (2018, y de las que tengo otra crítica en el blog: https://carloslopezvalledor.blogspot.com/2018/09/suenan-los-androides-con-ovejas.html ), en el director de las películas de ciencia-ficción de ésta generación por antonomasia.
Lo había demostrado con otras de sus películas, pero su manera de "ver", rodar y mostrar los paisajes, sean estos naturales o no, es algo asombrosamente apabullante, épico, grandioso y grandilocuente, en los mejores sentidos de todas estas acepciones. No creo que pudiera haber un mejor director, hoy en día, para volver a llevar ésta historia a la gran pantalla como él, y como su director de fotografía: Greig Fraser, quien ya había trabajado en la primera parte de la película.
Habiendo sacado a relucir los paisajes y los encuadres de las secuencias, lo que acabo de decir denota que, tanto la primera parte como ésta segunda, son dos películas que han de verse en la pantalla más grande posible. Es la escala de la película, grandiosa, como lo es la escala de la historia que aquí se narra... Pero antes de hablar de la historia en sí querría tratar más de los aspectos cinematográficos, algo que no hice cuando hablé de la primera parte.
Todo en estas dos películas ha sido cuidado con detalle y esmero y eso se ve reflejado en cada plano, en cada encuadre, la producción ha sido igualmente épica, dándonos un trabajo de vestuario de premio Óscar, ya sea en los vestidos de gala, como en las vestimentas de supervivencia Fremen: los destiltrajes. Todo se ve creíble, "realista", funcional y acorde a las situaciones y a los personajes.
Las iluminaciones también han sido importantes: desde las salas nocturnas del Castillo de los Atreides en Caladan, hasta las puestas de sol en la tórrida Arrakis; desde los efectos luminosos de los escudos de energía, con su llamativo "efecto holtzman", a la fría iluminación en blanco y negro de Giedi Prime...
Planos y encuadre, fotografía y luz, todos los aspectos puramente visuales, en ambas películas, son de Óscar. Producción, vestuario... ¡¡aaaa!! ¡¡y el maquillaje!! con los tatuajes de los Mentat y el Doctor Yueh, en la primera parte, y los tatuajes rituales de la Reverenda Madre de los Fremen (en la que se convierte Lady Jessica), en la segunda parte, las pálidas carnes de los Harkonnen o la sangre reseca que mancha las capas jubba y los destiltrajes durante la batalla final, en la segunda parte.
Todo nos dice que ambas producciones han sido cuidadas en el aspecto visual como ninguna otra adaptación de Dune lo había hecho hasta hoy en día. De todas maneras no habría sido posible. Durante los 80, cuando David Lynch se empeñó en rodar y estrenar su peculiar fracaso de "Dune", solo una rareza cinematográfica como Star Wars (conocida entonces como La Guerra de las Galaxias, aquí en España), había conseguido hacer una "saga" cinematográfica sobre una epopeya espacial que, precisamente, bebía como ninguna otra historia de la novela de Frank Herbert. Sin embargo, George Lucas convirtió la historia de Dune, con su Star Wars, en una narración "mainstream" (para todos los públicos, vaya), infantilizada, e incluso con sus buenas dosis de humor, algo totalmente ajeno y contrario a lo que Dune realmente es.
Star Wars fue, precisamente, un síntoma de que el CINE, como industria, como arte, y como proceso social también, no estaba preparado entonces para ver el nacimiento de una historia tan seria y trascendental como lo es Dune. Y esto es algo que David Lynch no supo comprender. Ni el gran público ni la industria cinematográfica estaban preparados entonces para producir y "digerir" semejante epopeya espacial, semejante epopeya humana, semejante epopeya mesiánica y religiosa. Porque precisamente la complejidad y profundidad de la historia de Dune, hacía que no pudiera llevarse satisfactoriamente a la gran pantalla entonces.
Pero, como todo en la vida, las cosas cambian. La ramificación de la saga original de Star Wars, como "el monstruo" cinematográfico en que se ha convertido con el tiempo, las precuelas de 1999, de 2002 y de 2005, la posterior saga de animación en "The Clone Wars" y "Star Wars: Rebels", la trilogía Disney de 2015, 2017 y 2019, las historias "independientes" de la saga como "Rogue One: una historia de Star Wars" o "Han Solo" (de 2016 y de 2018, respectivamente), y las series de "The Mandalorian", "Obi Wan Kenobi" o "Andor", añadido al auge del cine de superhéroes con el UCM (Universo Cinematográfico de Marvel, que precisamente se lo debe casi todo a Star Wars), transformaron de forma bastante rápida pero inexorable, al gran público en general y a la industria del entretenimiento.
No debo olvidarme de mencionar la oferta de los productos audiovisuales bajo demanda, o compañías de "streaming", como Netflix, o Disney +, pero SOBRETODO, HBO, con su celebérrima serie "Juego de Tronos" (estrenada en ocho temporadas, de 2011 a 2019) que demostró que una historia "adulta", compleja y terriblemente seria no solo era capaz de ser comprendida por el público general, sino que también podía ser rentable económicamente hablando.
"De aquellos polvos, estos lodos"... En todo éste "caldo de cultivo", un avispado director de cine como Denis Villeneuve vio su oportunidad, la oportunidad de volver a traer la historia de su novela de ciencia-ficción preferida a la gran pantalla. Pero claro, una cosa era decirlo y otra muy distinta hacerlo, porque Dune es una epopeya que transcurre durante varios años, con todo lo que eso añade de complejidad a la historia, porque en la novela ocurren cosas, muchas, muchas, muchas cosas, que hacen algo difícil y farragoso que el gran público pueda seguir fácilmente la historia general sin perder la atención o el interés.
Tal vez por eso decidió hacer sólo dos películas para tratar la novela, en lugar de hacer tres (lo que no logro entender) y lo que le hubiera permitido ser fiel a la narración de Dune, cosa que sólo ha hecho en gran parte durante la primera película. Porque, triste de mí, el mayor de los respetos con el que había tratado la obra original durante su Dune: parte 1, me hacían sospechar y esperar que Villeneuve, en su Dune: parte 2, sería igual de respetuoso con la novela... pero no, infelizmente he tenido que ver cómo ésta película, con todos sus muchos aciertos, tergiversaba, y mucho, la novela...
He leído algunas críticas sobre Dune: parte 2 en Fotogramas que la tachan de una película "efectista" pero "vacía" (he aquí las críticas a las que me refiero: https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a60024030/dune-2-parte-dos-pelicula-fallo-error-guion-timothee-chalamet-zendaya/ https://www.fotogramas.es/peliculas-criticas/a60002714/dune-parte-dos-2-critica-pelicula/ ) y es ahí donde Denis Villeneuve ha fallado. En una de estas dos críticas puede leerse que a Villeneuve no le gustan los diálogos, y eso explica mucho. ¿Cómo vas a explicar correctamente la complejidad de lo mucho (e importante) que ocurre si no es con el don de la palabra?. Ése es el resumen de la crítica perfecta de Dune: parte 2: "visualmente poderosísima, pero pobre y vacía del contenido que sí tiene la novela." En fin, una oportunidad perdida más para ver bien reflejada, y como se merecía, la auténtica historia de Paul Muad'Dib Atreides en la gran pantalla del cine. Y me produce especial enfado y rabia porque lo había hecho todo bien, hasta que tuvo que reflejar el ascenso al poder del Mesías de Dune.
En Dune: parte 1 asistimos a dos grandes cambios con respecto a la novela, ambos insignificantes e irrelevantes para la historia más importante que cuenta el ascenso de Paul Atreides como el Kwuisatz Haderach, el Elegido, el Mesías de las Bene Gesserit. Uno de ellos era el cambio de sexo del Doctor Liet Kynes por la Doctora Liet Kynes. El otro, mucho más discreto e imperceptible para aquellos no conocedores de la novela, fue el hecho de que el Barón Vladimir Harkonnen no se trataba del inteligentísimo y hábil manipulador de la novela, sino un pez gordo más de las altas esferas del Imperio de la Humanidad, tal vez más despiadado y brutal que otros, pero a quien no le importaba matar con sus propias manos a Yueh Wellington, el Doctor Suk de la familia Atreides, a quien precisamente él había convertido en traidor.
En Dune: parte 2 ha habido muchos, muchos, muchos cambios, la mayor parte de ellos son menores e irrelevantes para la historia superior, como el hecho de que sólo haya dos Sietch, dos grandes tribus Fremen, en todo el planeta de Arrakis, el Sietch del norte y el Sietch del sur, cosa que en la novela no es así. Cosas como que Paul, en la novela, tiene que aceptar como esposa e hijos a la esposa y a los hijos de Jamis, el Fremen al que mató al final de la primera película, pues así lo marca la ley Fremen, y algo de lo que en la película, lógicamente, han prescindido. En la película también se le llega a dar el mando de Arrakis al Na-barón (el descendiente designado como siguiente Barón) personificado en Feyd-Rautha Harkonnen, cosa que tampoco ocurre durante la novela. Pero llegados aquí ya tenemos que hablar de los grandes cambios de la película con respecto a la novela, lo que a su vez también implica pequeños cambios con respecto a la historia. Son tres estos grandes cambios:
1) Toda la tragedia, toda la historia, sucede en menos de 1 año, cuando en la novela pasan más de seis años desde que el Duque Leto Atreides es asesinado hasta que su hijo, Paul Muad'Dib Atreides, consigue alzarse como el Dios Emperador de la Humanidad.
Esto, a su vez, lleva a otros pequeños cambios en la historia, puesto que, durante ése período Chani y Paul se casan y tienen sus primeros hijos, que son asesinados por tropas Harkonnen durante las Guerras de Especia entre los Fremen y los Harkonnen. Peeeeero, que todo suceda en menos de 1 año también nos lleva al segundo gran cambio de la película.
2) Santa Alia del Cuchillo, la hermana de Paul, no llega a nacer, y por lo tanto, no sabemos cómo, cuándo ni porqué conseguirá su sobrenombre ("del Cuchillo") ya que no está presente en la batalla final por Arrakis para matar al Barón Harkonnen (como sí ocurre en la novela) ni para rematar a los moribundos de ambos bandos en dicha batalla a las afueras de Arrakeen, que es de donde viene su sobrenombre.
No obstante, hay un tercer gran cambio, muy importante y que lleva a un desenlace de la película totalmente diferente del de la novela.
3) No aparece por ningún sitio el Conde Hasimir Fenring, el gran amigo personal del Emperador Padishah Shaddam IV. Puede parecer, así dicho, que la no inclusión de un personaje a priori bastante "random", no debiera afectar a la narración, a la historia "superior", pero el Conde Hasimir Fenring, para lo que la historia de Paul Atreides supone como Mesías y Kwuisatz Haderach, es de todo menos "random". Lo que no acabo de entender es que, habiendo introducido a su mujer, Lady Margot Fenring, como la Bene Gesserit a la que se le ordena ir a Giedi Prime para tener una hija con el Na-barón Feyd-Rautha Harkonnen, les hubiera resultado molesto la introducción de su marido.
Durante la escena en la que Feyd-Rautha mata esclavos Atreides en las arenas de combate de Giedi Prime, Lady Margot Fenring observa desde un palco, acompañada... por otras hermanas Bene Gesserit, en lugar de por su marido. Es un cambio que no logro entender. En la novela, en esa misma escena, es su marido, el Conde Hasimir Fenring, quien la acompaña. Podrían haber aprovechado para introducirnos así al personaje, de paso.
El Conde Fenring fue un intento anterior de las Bene Gesserit de conseguir despertar al Kwuisatz Haderach, o dicho de otra manera, el Conde Fenring es un Kwuisatz Haderach fracasado. Para evitar que su herencia genética dé lugar a aberraciones no deseadas por las Bene Gesserit, a éste se le ha esterilizado, no puede tener hijos (es un eunuco genético, como se le llama en la novela), algo que no es de dominio público (como tampoco es de dominio público que estuviera a punto de ser el Kwuisatz Haderach), por eso su mujer, Lady Margot, es una candidata idónea para preservar los genes Harkonnen, teniendo un hijo con el Na-barón, y estando el Conde Fenring totalmente al corriente de esto.
Hasimir Fenring, como posible Kwuisatz Haderach que ha sido, ha visto diferentes futuros, y en uno de esos futuros se desata una Guerra Santa por su culpa. Al igual que Paul, ha visto el desenlace de la Guerra Santa, lo que tardará en saber Paul es que ésa Guerra Santa ocurre cuando el Conde lo mata en combate singular por defender el honor de su amigo el Emperador Shaddam IV (interpretado por Cristopher Walken). He aquí que, al final de la película, cuando Shaddam IV no encuentra un candidato para que luche por él y se ofrece Feyd-Rautha, en la novela, el Emperador le pide primero a su amigo Hasimir Fenring que lo defienda y éste se niega en rotundo, porque ha visto a lo que conduciría ése combate, conduciría a que los Fremen, sin nadie que los lidere, deciden tomar por las armas el universo, matando a todo aquel que no sea de los suyos y provocando un genocidio de proporciones universales.
Es por eso que digo que Villeneuve no ha retratado el ascenso del Kwuisatz Haderach, sino que ha retratado el ascenso del anti-Kwuisatz Haderach. En la novela, Paul es capaz de tener éxito en su dominio de los poderes como Mesías de la Humanidad, y esto se ve en que logra detener el genocidio que tanto temía provocar. Es cierto que el propio escritor de la novela, Frank Herbert, se quejaba de que la gente viera en Paul a un héroe, porque era menos evidente que Paul, lo que había conseguido realmente, era perpetuar el sistema de poder injusto del Imperio Humano, siendo un Profeta autoimpuesto y autofabricado. Lo que se le olvidó a Frank Herbert es que no había escrito sobre el ascenso de un falso Profeta, sino que había escrito sobre el ascenso del auténtico Mesías de las Bene Gesserit, del auténtico Mesías de la Humanidad en su narración, que ha sobrevivido a innumerables pruebas mortales, consiguiendo finalmente su ansiada venganza y todo el poder, religioso, mesiánico, político y económico... Si es o no es un héroe legítimo eso no lo trató en su novela y le corresponde a cada lector decirlo o pensarlo, como lo mismo le hubiera correspondido a cada espectador de la película decir o pensar, si se hubiera sido respetuoso con el material original.
Dune es, por lo tanto, una historia autoconclusiva con un final abrupto y sin matices. Paul consigue su venganza, así como llegar a ser Emperador y Mesías al mismo tiempo. Puede haber dobleces, pero es una victoria sin peros, sin segundas partes. Debería ser el espectador, a posteriori, quien pudiera poner, o no, en tela de juicio el ascenso de un héroe como lo termina siendo Paul Muad'Dib Atreides. Supongo que lo que más rabia me da es que Villeneuve haya tratado a los espectadores como imbéciles, creyendo que no podrían hacerse preguntas capciosas sobre el ascenso de Paul, una vez que nos lo hubiera presentado como Frank Herbert lo hace en su novela.
Creo, también, que si Villeneuve no ha sido realmente fiel a la novela, es porque ha visto "el filón" y no ha querido terminar la historia como debería, para dejar un final abierto y continuar así la narración como más le guste. Pero para que todo el mundo lo sepa: NO ES CIERTO, NO HAY GUERRA SANTA, PAUL SE CONVIERTE EN EMPERADOR y se acabó, chimpóm, no hay más que contar, la historia se acaba ahí.
Pero es que, tras el exitazo literario que fue Dune, me imagino que todas las editoriales de EE.UU. presionaron a Frank Herbert en aquel pasado 1965 para que continuara una historia que no necesitaba ninguna secuela, y éste, estúpidamente, picó el anzuelo, y continuó narrando una historia que ya había acabado, que no necesitaba nada más, pero que hacía dinero ¿y qué importa el arte cuando lo que importa son los millones que puedes ganar estropeándolo? Por eso me pregunto, eufemísticamente hablando ¿cómo concluirá Villeneuve la historia cuando Chani está enfadada con Paul? ¿Cómo engendrarán entonces a Leto II? ¿O se atreverá Villeneuve a darle hijos a Paul con la Princesa Irulan Corrino, para terminar bien terminado el "estropicio"? ¿Qué aspecto le dará al Barón Harkonnen cuando éste resucite convertido en un gusano de arena? ¿Realmente era necesario que resucitara el Barón Harkonnen en las secuelas de Dune para Frank Herbert, y además de forma tan estrambótica? ¿Realmente era necesario escribir más sobre Dune? Yo lo tengo claro: NO, NO, NO, NO, NO, NO y NO...
Realmente no me importa lo que haga Denis Villeneuve en una tercera parte, innecesaria e inventada por él mismo. En la pared de mi habitación he colgado dos pósteres, el de Dune: parte 1, que llevaba colgado desde 2020 esperando a la secuela, y finalmente el de Dune: parte 2, porque no hay nada más que contar. No colgaré un tercer póster. Iré al cine a ver la tercera parte de lo que sea que Villeneuve quiera hacer para continuar ésta historia tergiversada, claro que sí, y estoy seguro de que será una película buenísima, digna de todos los Óscar que le dejen ganar, pero lo que tengo claro es que no será Dune, porque por más que se empeñen, no había nada más que contar que lo que pudo haber contado en estas dos películas.