miércoles, 21 de noviembre de 2018

UN APRENDIZ DE JEDI







Obscured by the Sun
Apocalyptic clash
Cities fall in ruin
Why must we die?

Obliteration of mankind!
Under a pale grey sky
we shall arise

I did nothing, shaw nothing
Terrorist confrontation
Waiting for the end
Wartime conspiracy

I see the world: old
I see the world: dead

Victims of war, seeking some salvation
Last wish, fatality
I've no land, I'm from nowhere
Ashes to ashes, dust to dust

Face the enemy
Manic thoughts
Religious intervention
Problems remain

Obliteration of mankind!
Under a pale grey sky
we shall arise

"Arise" Sepultura


EL DESPERTAR DE LA ESFERA

Darth Ghul abrió los ojos en el interior de la Esfera de Meditación. Desconocía el tiempo que llevaba a la deriva, en letargo, en algún lugar del inmenso vacío espacial que había entre Dantooine y Dathomir. Había actividad, pudo sentirlo, se acercaba vida, lo que para él significaba alimento. Llevaba mucho tiempo sin matar y por lo tanto estaba débil, no tenía suficiente energía para saltar al hiperespacio, para salir de aquel vacío. Pero eso podía estar a punto de cambiar.

Avanzó lentamente para luego adquirir una gran velocidad sublumínica hacia el origen de la sensación, tal vez a tan solo 100 o 200 kilómetros de allí... Y cuando por fin llegó se encontró con una gran flota de naves pertenecientes a la Alianza Rebelde para la Restitución de la Antigua República. Estaban preparando un salto hiperespacial para seguir una ruta determinada, tal vez para atajar algún obstáculo espacial o simplemente como un plan de huida por si estuvieran siendo seguidos por algún espía imperial. Habían tenido muy mala suerte, sus energías vitales estaban a punto de ser engullidas por un Lord de los Sith.

Un escuadrón de Alas A y otro de Alas X se aproximaron hasta la posición de la Esfera de Meditación y trataron de contactar por radio con su piloto, Darth Ghul, quien recibió la señal directamente en su Yelmo de Graush.

- Al habla el Jefe Verde de la Alianza Rebelde. Identifíquese, vehículo desconocido.

Hubo unos segundos de silencio y uno de los Alas X contactó por radio con Ghul.

- Al habla el Jefe Blanco, identifíquese o prepárese para el ataque.

"Atacadme", pensó Darth Ghul, "atacadme y así os podré desintegrar". Tras unos instantes de silencio los pilotos rebeldes hablaron por otro canal entre ellos pero Darth Ghul, gracias al Yelmo de Graush, podía captar todas las frecuencias, así que escuchó lo que decían.

- Debe estar vacío, Jefe Blanco, no capto señales de vida, tal vez sea un antiguo prototipo de caza pilotado por droide de las Guerras Clon extraviado.

- Pero yo capto actividad electrónica, Jefe Verde, si es un caza pilotado por droide o un droide en sí mismo me trae sin cuidado, se ha desplazado hacia ésta posición por sí mismo, tal vez atraído por la actividad electrónica de nuestra flota y supone una amenaza, yo digo que lo reventemos y así evitemos todos los riesgos posibles.

Darth Ghul hizo avanzar de repente, y de forma amenazadora, la Esfera de Meditación hacia el Jefe Blanco de la Alianza Rebelde, el más proclive a usar la fuerza contra él. La falsa amenaza cumplió su objetivo. El Jefe Blanco disparó una descarga de sus cuatro cañones láseres de forma instintiva e intentó llevar a cabo una maniobra para esquivar la represalia del vehículo desconocido.

Al recibir el calor de los impactos láser, las dos pirámides en las que se dividía la nave-sarcófago comenzaron a girar, una en sentido contrario a la otra. El Jefe Verde dio entonces rápidas órdenes a su escuadrón de Alas A para que se replegara mientras se alejaba en su caza de la Esfera de Meditación. Darth Ghul, por su parte, tuvo que crear un escudo con la energía que acababa de recibir para protegerse de los torpedos de protones que los subordinados del Jefe Blanco le dispararon, cumpliendo las órdenes de su superior. Antes de que la nube de humo y fuego proteico se disipara surgió de ella la Esfera de Meditación, que parecía adquirir mayor velocidad progresivamente...

En unos instantes el escuadrón Blanco de cazas Ala X de la Alianza Rebelde desapareció al completo bajo los extraños rayos de energía roja que surgían del misterioso vehículo intruso. Mientras, el Jefe Verde se apresuraba a enviar un mensaje a sus superiores, que se encontraban a bordo de un Crucero Estelar MC80 Clase Libertad de los astilleros Mon Calamari.

- ¡Mensaje para el Almirante Ackbar: salten al hiperespacio de inmediato! ¡Repito! ¡¡salten al hiperespacio de inmediato!! ¡Hemos sido localizados por algún tipo de caza estelar antiguo que acaba de desintegrar a un escuadrón completo de nuestros mejores Ala X! ¡Nuestras armas son inútiles contra lo que sea eso...! ¡Mensaje para el Almirante Ackbar: salten al... - El caza del Jefe Verde explotó de repente alcanzado por un rayo escarlata irregular.

Una a una las naves de la flota rebelde comenzaron a desaparecer en el hiperespacio y otro escuadrón de Ala X salió al encuentro de la Esfera de Meditación para proteger la huida de sus compañeros. Cuando Darth Ghul acabó con todas sus vidas ya no quedaba allí ninguna otra nave que destruir pero eso no le preocupó, ya tenía suficiente energía para poder alcanzar también la velocidad de la luz y salir por fin de aquel vacío...


Nilvaas Leernure
Nilvaas "Vaas" Leernure


EL TEMPLO ENTERRADO

Liliam Garcom y Jace Jukassa se encontraban en un túnel polvoriento que habían construido ellos mismos, iluminado por las luces artificiales de las lámparas que habían distribuido para poder trabajar, así como también poder entrar y salir del túnel. Ambos aprendices de Jedi se encontraban inclinados sobre un gran taladro que perforaba una de las paredes de la roca rojiza que constituía el subsuelo de Sheir-Vrett, un planeta desértico y muy pobre del Borde Medio de la Galaxia donde el Maestro Retell aseguraba que había existido un templo Jedi dedicado al estudio de los cristales kyber y a la construcción de todo tipo de espadas láser durante los años en los que aún pertenecía a la Orden Jedi canónica.

Según el viejo Maestro, el Templo de Sheir-Vrett había quedado sepultado hacía unos quinientos años por culpa de un inesperado terremoto que sacudió toda la montaña de Ute, en cuyas laderas se encontraba el templo en cuestión. Para llegar al templo sepultado Jace Jukassa y el resto de la tripulación del "Ala Mortal" llevaban tres meses trabajando en las prospecciones subterráneas de la montaña sin todavía haber encontrado rastro arquitectónico ninguno. De repente el rostro de Liliam Garcom, protegido por una máscara completa para evitar respirar el polvo cancerígeno de la gruta, miró por encima del hombro de Jace y le hizo señas para que apagara el taladro. Jukassa escuchó la voz de Liliam en el interior de su máscara respiratoria gracias al intercomunicador acoplado que poseía.

- Tienes visita, Jace.

El piloto del "Ala Mortal" se giró y vio la forma fantasmagórica y brillante de Nilvaas Leernure, uno de los mejores alumnos de Jedi del Maestro Retell, y que ahora estaba acompañando a la escoria que formaba la tripulación de la nave "Puño del Gigante", aquellos que le conocían por el mote de "Vaas". Jukassa apretó varios botones de su máscara respiratoria para apagar el micrófono interno y activar el altavoz exterior.

- Vaas, eres tu. Estaba preocupado, hacía más de un mes que no contactabas conmigo. Dime ¿qué ha ocurrido?

La aparición fantasmagórica que irradiaba su propia luz habló, aunque el sonido parecía proceder del fondo de una caverna con mucho eco.

- Están cerca, Jace, he intentado hacer lo posible para despistarlos pero han encontrado a quien le comprasteis las herramientas de prospección y a pesar de vuestro soborno Veyl le ha pagado más y lo ha "cantado" todo, todo lo que sabía claro, suerte que ése bastardo no tenía ni idea de a dónde ibais. Está como loca, Jace, aunque ella no es ninguna tonta y sabe que te tiene cerca, por eso está eufórica y no para de decir que por fin te matará. Tenéis que iros de allí, estamos en Vlato IV, a tan sólo tres horas en el hiperespacio de vuestra posición.

- ¿Irnos? ¿A dónde, Vaas? Y aunque así fuera ella llegaría aquí y vería los túneles, sabría que nosotros los hicimos, sepultaría el trabajo de tres meses y esperaría a que regresáramos. Quiero construir mi sable láser ¿te das cuenta? ¿Dónde voy a encontrar un cristal kyber? Ilum está totalmente vigilado por el Imperio, es imposible explorar el planeta sin ser detectado y capturado, o asesinado, por el Imperio.

- Yo lo hice, Jace, lo hice pero viajando completamente solo, es lo que creo que deberías hacer tu, no creo que encuentres nunca ése templo de Sheir-Vrett, además, completamente solo es como deberías enfrentarte a la prueba sagrada de construir tu sable de luz... de otra manera sólo te estás enfrentando a la búsqueda de una simple reliquia, no a una parte de ti mismo, como siempre defendió el Maestro que debería ser el sable láser para un Jedi.

Horas más tarde, cuando todos se reunieron en el "Ala Mortal" para cenar juntos, Liliam y Jace relataron a los demás la visita de Vaas mientras trabajaban en el túnel y lo que el klatooiniano les había dicho.

- Yo creo que deberíamos quedarnos. - Opinaba Pria Jessex. - Deberíamos quedarnos, prepararles una emboscada y esperar a que vengan para encerrarles en una trampa. Estoy harta de tener que huir de ésa loca, hemos sobrevivido a cosas mucho peores y no le tengo ningún miedo, no creo que pueda hacernos ningún daño si le damos su merecido...

- Sin embargo - empezó a decir Barrett Askellan - yo creo que una retirada a tiempo es una victoria, es más, la única manera de asegurarse de no recibir un fogonazo bláster en el cuerpo es no propiciar nunca una pelea, aunque tengas las mayores garantías de ganarla. Estoy pensando que es posible encontrar los valiosísimos cristales kyber en Ilum, a pesar de la presencia del Imperio. ¿No estabas trabajando en el sensor creador de imágenes del Maestro Retell, Pria? ¿No sería posible convertir a nuestra nave en otra completamente diferente para todos los sensores posibles? Si lográsemos eso, (el hacer pasar al "Ala Mortal" por otra nave) podríamos atacar a los droides sonda imperiales y a cualquier otra nave imperial no tripulada que patrulle ése planeta helado, con lo que podríamos también crear una distracción para que tú, Jace, desembarcases en Ilum mientras que el Imperio seguiría sin pruebas para buscar y confiscar nuestra nave. ¿Qué os parece?

- Me parece muy bien, Barrett... - explicó Dhagg Nimerian. - Pero has entrado en una de tus contradicciones... A ver ¿por qué vas a huir de una pelea con Veyl y su grupo para ir a buscar otra pelea contra el Imperio? Aclárate... A mi me parece bien cualquier opción, aunque si he de decantarme por una de ellas prefiero hacerle caso a Pria y esperar aquí, siempre es preferible escoger el terreno y prepararlo antes de una pelea que ir a luchar "a ciegas" contra un enemigo cuyas capacidades desconocemos.

- Muy bien... - dijo Jace Jukassa. - Por ahora tenemos dos votos a favor de quedarnos y uno a favor de irnos... Que alguien más opine... ¡Venga, no os quedéis callados! ¿Qué tal tú, Voso? ¿Qué opinas?

- Opino que deberías hacerle caso a Vaas. - Dijo el discípulo de Retell. - Aquí solo estamos buscando reliquias perdidas de los Jedi hace siglos, no estamos buscando "el corazón de tu espada" como dice el Maestro. Creo que deberías meditar las palabras de Askellan, su plan a mí me parece muy bueno.

- De acuerdo. - Volvió a hablar el piloto del "Ala Mortal".- Ahora estamos empatados... ¿Y tú qué opinas, Liliam?

Liliam Garcom sintió todos los ojos que estaban ahora mismo dentro de la nave observándola.

- Yo... - Empezó a decir ella. - Estoy de acuerdo con lo que decís Vaas y tú, Voso, que el Maestro nos enseñó a conseguir nuestro sable láser en Ilum, y así lo hicimos nosotros, pero no le dijo lo mismo a Jace, a él no le indicó el planeta de Ilum para ir a buscar un cristal kyber, a él fue al único al que le habló de éste planeta y del templo sepultado... Creo que deberíamos quedarnos, tengo muchas ganas de descubrir los secretos de los Jedis enterrados durante tanto tiempo aquí.

- Bueno. - Volvió a pronunciarse Jukassa. - Al final Liliam ha desempatado. ¡Nos quedamos! Preparaos para darle a a Veyl Korryn su merecido.

- Un momento. - Se dirigió a él Pria Jessex. - ¿Y tú qué es lo que quieres, Jace? ¿Quedarte aquí o ir a Ilum?

- Yo creo en las palabras de Liliam, el Maestro Retell me habló de éste planeta, no me habló de Ilum, y además, quiso que viniera aquí con vosotros. No os preocupéis... ¡Venga, solo tenéis que contar! Contando con Vaas nosotros somos siete y ellos solo son cuatro. Necesitamos preparar un "contacto" con Nilvaas y organizar una emboscada. Imaginaros la cara de Veyl cuando vea a Vaas enfrentándose a ella... ¡Me muero por verlo!


El Templo Jedi de Sheir-Vrett
El Templo Jedi de Sheir-Vrett antes de ser sepultado