martes, 24 de enero de 2017

EL CAMINO LUMINOSO (por Retell, maestro de Jedi)



Símbolo de los Jedi grises



PRESENTACIÓN

Durante más de dos mil años he sido maestro de Jedi, aunque hay quienes negarán tal hecho al enterarse de que soy uno de los Veinte Perdidos, que se exilió de la famosa Orden al poco tiempo de recibir mi título de "maestro Jedi", pero así es, aunque a ellos esto les pueda parecer una herejía.

El hecho de por qué aun no he muerto, debido a mi extrema vejez, es una incógnita incluso para mí mismo. Soy un Devlikk, una raza alienígena originaria del planeta Ord Radama, cuya longevidad natural máxima no suele sobrepasar los diez años. Mis plumas han envejecido hasta volverse completamente blancas, en vez de lo que debería ser su verde normal, color que se mantiene incluso durante la vejez de cualquier Devlikk, y mis huesos y articulaciones me duelen casi siempre y con todo gesto brusco que hago... pero no, no he muerto... todavía no...



Devlikk hembra


A muchos de aquellos que se hacen llamar "Jedis", y que imparten sus dogmáticas doctrinas canónicas, algunas cosas de todo lo que voy a escribir les parecerán osadas, inconcebibles o blasfemas, pero es la realidad de la Fuerza, por muy erróneo que a esos obtusos burócratas, chupatintas y "don importantes" que se hacen llamar "caballeros" les parezca.

Afortunadamente para la mayor parte de la galaxia, incluida para la propia Orden, ya hace mucho tiempo que he muerto de forma oficial, aunque abandoné Coruscant cuando contaba con cuarenta años de edad, algo de lo más sorprendente para un pequeño Devlikk como yo.

Me enorgullezco de todos los alumnos que he adiestrado, aunque me enorgullezco especialmente de aquellos jóvenes que profesaban la religión Sith y que encaucé hacia el lado luminoso de la Fuerza. Construir siempre es mucho más valioso que destruir y también mucho más difícil. Por eso cuando la confrontación es inevitable el resultado de la muerte de cualquiera de las dos partes es desalentadora, sin embargo, quien resulta en verdadero vencedor del conflicto es aquel que consigue un acuerdo, un pacto, o al menos, algún tipo de tregua. Quien consigue convencer a los demás en lugar de matarlos es siempre el mejor guerrero, o, como decía el juez Culoph de Tython: "la mejor espada es la que no se desenfunda".


Meditando en la Fuerza


UN POCO SOBRE MI

Ya cuando era un simple aprendiz de Jedi, o "padawan", como los llaman los de la Orden, predije la caída de la misma. Al principio ni yo mismo me lo creí pero las visiones se hicieron día a día más claras, urgentes y alarmantes. Nadie me creyó, ninguno de los "profetas Jedi" veía en el futuro lo que yo, así que me callé y continué con mi instrucción sufriendo espantosas visiones del futuro en silencio.

Nunca entendí por qué la sede de todos nuestros templos, y también nuestro templo más importante, estaba en la capital de la galaxia. Era una estupidez. Coruscant no era un buen planeta para aprender a ser Jedi. Es un planeta ruidoso, bullicioso, lleno de estímulos perjudiciales para los aprendices y está demasiado cerca de la política y de los políticos...


El antiguo Templo Jedi en Coruscant


Siempre fui contrario a que los Jedi sirvieran de cuerpo de seguridad de la política de la galaxia y siempre me opuse al excesivo, innecesario y perjudicial contacto que los Jedi teníamos con los políticos, la política y sus fuerzas militares. En mi humilde opinión, nuestra caída era algo que iba a pasar con toda claridad. Habíamos puesto una diana en nuestras espaldas y en la que debería ser nuestra casa, el templo de los templos. Nuestros enemigos solo tenían que disparar y acabar de una vez por todas con todos los Jedi. Eramos el blanco más fácil de la galaxia. Por eso no me muerdo la lengua al calificar a los antiguos y difuntos Jedis como lo que realmente eran: estúpidos, muy muy estúpidos...

Cuando me otorgaron el vacío título de "Caballero Jedi" me llamaron "Jedi Gris" por mis opiniones contrarias al Consejo... títulos estúpidos, nombres estúpidos... Les servirían a ellos para etiquetarme, para calificarme como a un miembro descontento con lo que debería ser la versión "oficial" de la Orden, pero a mí no me servían para nada...

Mucho me reí cuando colgué los hábitos y decidí seguir mi propio camino lejos del horrible Coruscant y del Consejo lleno de ancianos estúpidos. Entonces me llamaron "Perdido" ¡Perdido yo! ¡Un Devlikk! Los sentidos de los Devlikk nos mantienen siempre conectados con el norte magnético de cualquier planeta en el que nos encontramos... Otra prueba de lo obtusos que eran y de lo equivocados que estaban puesto que, ya por aquel entonces, mi sentido magnético comenzaba a englobar a toda la galaxia. Podía estar enfadado, contrariado, descontento, deprimido, pero no, no estaba perdido, nunca lo he estado y hasta donde yo sé soy el único Jedi que siempre he sabido donde estoy, lo que estoy haciendo y el por qué lo hago. Desde mi punto de vista ellos eran los que estaban "Perdidos" y, con toda la pena de mi corazón, esto acabó demostrándose...


El Antiguo Templo Jedi de Onderon


SOBRE LOS SABLES DE LUZ

Cuando por fin pude entrenar a un joven sensible a la Fuerza, lejos de las dogmáticas decisiones canónicas del Consejo Jedi, lo hice según unos criterios mucho más instructivos, educacionales y constructivos de lo que tenían por costumbre hacer aquellos que se hacían llamar "Jedis".

En mi opinión, en la instrucción canónica de la mayor parte de los aprendices se le daba demasiada importancia al combate con sable de luz, a su construcción y a su uso en general. Lo que a mi entender ocurría es que la mayor parte de los maestros no se daban cuenta de que el sable de luz era una herramienta para un fin mayor, no estaban mal éstas enseñanzas por sí solas, lo que estaba mal, a mi entender, era su enfoque. Gracias al sable de luz un aprendiz puede adquirir una primera disciplina mental y física para llegar a una concentración profunda con la Fuerza, pero hay que dejarles bien claro a los aprendices que mediante éstos ejercicios no deben canalizar sus emociones, deben aclarar su pensamiento para alcanzar su "yo" verdadero, para poder escuchar su propia voz dentro de la Fuerza y distinguirla de las demás voces.


Aprendiz de Jedi


Además los ejercicios con ésta arma deben servirle al aprendiz para que sea consciente de sus habilidades especiales, para que coja confianza en sí mismo, y también para hacerle entender que sus habilidades especiales, es decir, su especial conexión y sensibilidad con la Fuerza, pueden usarse de formas diferentes. Hay que enseñarles a los aprendices que ese objeto que sostienen es un arma, pero que si la quieren usar para herir, matar o destruir no están aprendiendo nada y no van a poder ser nunca Jedis, puesto que los Jedis usan las armas (el sable de luz, o cualquier otro arma) para defender, defenderse a uno mismo o a los demás, nunca para atacar. Todo acto o movimiento agresivo que se enseñe a los aprendices solo servirá para alimentar las filas del lado oscuro.

Otro interesante aprendizaje que los alumnos pueden obtener de los sables de luz es la forma en la que la Fuerza se conecta (y al mismo tiempo está conectada) con todo, incluido lo inorgánico. Una interesante prueba para los aprendices es darles los mandos de una nave espacial y decirles que tienen que encontrar el planeta sagrado de Ilum, allí donde encontrarán lo que yo llamo el "corazón de su espada". El alumno debe concentrarse profundamente en la Fuerza y encontrar primero el camino correcto hacia Ilum, una vez hecho esto el aprendiz está preparado para la siguiente prueba: encontrar en el interior del planeta un cristal de la Fuerza con el que construir su sable láser.


ILUM


Paisaje de ILUM


En Ilum el alumno obtendrá importantes e instructivas visiones mediante la meditación, solo mediante la correcta meditación el aprendiz será capaz de encontrar en la naturaleza un cristal de Fuerza con el que construir su arma. Me gusta decirles a los aprendices que el cristal les escoge a ellos y no a la inversa, aunque en realidad es como una relación simbiótica, es decir, el Jedi necesita una materia prima natural para construir su arma y el cristal de Fuerza "necesita" ser encontrado. Al principio tal vez los alumnos no se percaten pero con el tiempo se darán cuenta de que la intensidad y vibración de la Fuerza del cristal que han escogido es muy similar a la intensidad y vibración de su propia Fuerza interior. Es como una llamada, todo Jedi bien entrenado tiene la capacidad para encontrar el cristal que la naturaleza de la Fuerza ha creado para él y que siempre está esperando ser encontrado.

Una vez encontrada la materia prima el alumno debe alinearla, mediante la concentración absoluta en la Fuerza, entre una célula de energía, un ensamblaje de la lente y una matriz emisora, todo unido a un mango. Todas las piezas deben fundirse a nivel molecular mediante el uso de la Fuerza, lo cual es muy difícil y solo un Jedi correctamente entrenado logrará tal prodigio de la mecánica. Una prueba digna del valor de un auténtico Jedi.

Los Sith crean sus espadas láser de forma artificial y esto es una prueba de su egoísmo, su intolerancia, su ignorancia y su equivocación. En vez de buscar un cristal de forma natural, es decir, aceptar lo que la naturaleza nos depara, calientan elementos en estado puro en una forja de la progenie y, a través de la meditación en el lado oscuro, consiguen obtener un pequeño cristal sintético de color rojo que utilizan para crear sus horrendas y artificiales armas, capaces de sobrecargar la matriz de energía y "romper" la espada láser de un Jedi. Por eso hace mucho tiempo que yo uso el mío exclusivamente para adiestrar a futuros Jedis. La Fuerza es mi aliado y no temo las argucias y artimañas de los Sith, que siempre buscan la confrontación física, son igual de patéticos que un niño con una pataleta. Poseo mi largo bastón de madera imbuido en energía de la Fuerza, es la única herramienta física que necesito ya sea para apoyarme o para defenderme. Pero considero que los sables de luz son útiles... para los aprendices...


Construyendo un sable láser


SOBRE LA FUERZA

Durante los varios milenios en los que he podido vivir he observado que la Fuerza sigue un patrón en la galaxia. Me refiero a que la Fuerza siempre tiende hacia, y busca, un equilibrio entre el lado luminoso y el lado oscuro. Contrariamente a lo que los antiguos Jedis enseñaban, y lo que pueden seguir enseñando los que siguen las enseñanzas canónicas, la Fuerza luminosa no es la auténtica naturaleza de dicha energía. La Fuerza tiene también un lado negativo y, lejos de lo que buscaban los antiguos Jedis, éste lado negativo no se puede eliminar ni destruir, forma parte de la galaxia como la sombra que lógicamente produce la luz de toda estrella.

Durante los diferentes periodos históricos de la galaxia el equilibrio entre el lado luminoso y el lado oscuro parece haberse roto en favor de uno u otro lado, pero yo no lo creo del todo así. Cuando uno se esmera en emitir más luz las sombras no desaparecen, pueden llegar a alejarse hasta que parecen no existir, o se desdibujan de manera que parece que ya no están ahí, pero siguen ahí, no han desaparecido y el que crea esto se autoengaña o es un estúpido. Donde hay luz hay sombra, donde hay sombra hay luz, es decir, mientras los Jedis sigan existiendo también lo harán los Sith y viceversa.


Tres señores de la extinta especie Sith


El que la galaxia disfrute de democracia y libertades no significa que deje de existir la injusticia y la esclavitud. Puede que haya épocas en las que éstas injusticias y esclavitudes sean más difíciles de encontrar, pero siguen existiendo. Es más que claro que los Jedis siempre buscamos el difundir la libertad, la democracia y el bienestar social a toda la galaxia, pero donde nosotros buscamos eso hay otros muchos que buscan todo lo contrario y no hablo necesariamente de los Sith. Siempre habrá todo tipo de criaturas e individuos que buscan enriquecerse a costa de los demás o explotar sus privilegios hasta límites inconcebibles, con lo que perjudican al resto de la galaxia.

Los Jedis somos finitos y tenemos límites, por mucho que luchemos por llevar la luz a todos los sitios debemos también descansar y habrá sitios a los que no lleguemos. Reconocer que existen las sombras, que siguen ahí, y que lo seguirán haciendo por mucho que luchemos en su contra, no significa rendirse, significa admitir la realidad y con ella también nuestros defectos y límites, es decir, por mucho que éstos no nos gusten y los neguemos no dejarán de existir.



Lord Sith y su aprendiz


RECLUTAMIENTO DE UN APRENDIZ DE JEDI

Hay otro gran error que los adeptos a la Orden Jedi canónica han cometido desde siempre y éste es el apartar a niños pequeños lejos de sus familias. Aunque éstos niños tengan habilidades innatas de la Fuerza, muy muy poco comunes, no se les puede separar de sus familias en nombre de la Fuerza, no, no y no...

Primero, nadie, excepto sus padres o tutores, deben decidir qué es lo mejor para ellos y donde serán mejor educados. Segundo, a nadie, incluyendo a los adultos, se le puede obligar a seguir un camino que no ha escogido. Tercero, no conviene forzar la voluntad de la Fuerza, si la Fuerza lo estima oportuno una persona con sensibilidad especial a la misma elegirá convertirse en Jedi, de lo contrario torceremos el destino de una persona que debe estar en un lugar determinado y hacer cosas que pueden gustarnos o no, pero que deben llevarse a cabo, es la voluntad de la Fuerza y por muy Jedis que seamos no tenemos por qué comprenderla, ningún Jedi y su voluntad está por encima de la Fuerza.


Maestra de Jedi y su aprendiz


Por lo tanto el reclutamiento de un nuevo aprendiz de Jedi debe surgir y no debe forzarse. Los destinos de maestro y aprendiz deben estar unidos. Podemos encontrar a un joven especialmente prometedor e intentar convencerlo para que aprenda los secretos de la Fuerza y se convierta en un Jedi pero no, no debemos elegir por él, él mismo debe tomar una decisión. Nuestra labor se basará en informar al joven, en orientarle y darle toda la información posible para que escoja libremente. Hasta que decida convertirse en nuestro aprendiz el joven debe decidir por sí mismo qué es lo mejor para él.

Si hubiéramos hecho las cosas así desde siempre la mayor parte de la población no nos hubiera olvidado con tanta facilidad tras las purgas del emperador Palpatine. Si hubiéramos hecho así las cosas el poder del lado oscuro estaría ahora difuminado en manos de unos pocos adeptos estúpidos, desinformados, equivocados e ignorantes. De ésta manera los pocos adeptos del lado oscuro que existieran serían fácilmente reconducidos hacia el lado luminoso, o, por lo menos, acallados y corregidos.

Otro error al ofrecer entrenamiento en las habilidades de la Fuerza es pensar que ese entrenamiento debe desembocar necesariamente en producir un Jedi completamente entrenado... no. Es posible que un humano anciano descubra a sus setenta años de edad que tiene especial sensibilidad con la Fuerza y que desee recibir cierto entrenamiento Jedi, aunque sepa que nunca se convertirá en uno de ellos. No debe haber ningún problema en prestarle ayuda en ésta labor, siempre que nos sea posible.


Meditando en la Fuerza


lunes, 23 de enero de 2017

JANE EYRE



Cartel de la película


"... pero la realidad es que las mujeres sienten igual que los hombres, que necesitan ejercitar sus facultades y desarrollar sus esfuerzos con sus hermanos masculinos..."

Charlotte Brontë, Jane Eyre (1847), capítulo XII.



Gracias a mi actual pareja he conocido, y podido admirar, la belleza de una gran película llamada "Jane Eyre", basada en la novela del mismo nombre escrita por Charlotte Brontë y dirigida en 2011 por Cary Joji Fukunaga.

Tras haber intentado leer, infructuosamente, la novela en la que se inspira y haberme sentido un poco decepcionado por la misma, he decidido escribir éste artículo prescindiendo de su lectura total y hablar de la película que Cary Joji Fukunaga, junto a su equipo de trabajo y demás colaboradores profesionales, realizó.


Fotograma de "Jane Eyre"


Antes de haber visto la película "Jane Eyre", lo único que era consciente de conocer sobre su director era la realización que llevó a cabo sobre la interesante (y fascinante) serie televisiva "True Detective" (2014). En la primera temporada de True Detective (la única que he visto) el espectador se ve inmerso en un ambiente espeso, enigmático, ensoñador, perturbador, oscuro, pero al mismo tiempo poderosamente atractivo, cargado de referencias literarias que beben directamente de El Rey de Amarillo, obra escrita por Robert W. Chambers en 1895, y de las que comparten su estilo como Un habitante de Carcosa (1888) de Ambrose Bierce o toda la saga denominada del "Horror Cósmico" de Howard Philips Lovecraft, a la que soy un gran aficionado.

Pero lo bueno de la primera temporada de ésta serie no es sólo la historia y su ambiente, sino también los personajes y sus interpretaciones, personajes que luchan por moverse en ésta espesura narrativa utilizando sus fuertes personalidades como armas con las que abrirse paso hacia la verdad de los desconcertantes crímenes que deben investigar.

En "True Detective", Fukunaga hace un trabajo impecable y demuestra su maestría realizando un gran trabajo en la adaptación, para el mundo audiovisual, de la interesante historia creada por Nic Pizzolatto, de la que he decir que, a pesar de su brillante presentación y desarrollo tiene una conclusión no sólo confusa sino además totalmente insatisfactoria. Pero de todos éstos errores no tiene ninguna culpa su director, sino su guionista, Pizzolatto, y mucho me temo que también su productor y protagonista, el propio Matthew McConaughey.




Charlotte Brontë me "sonaba", antes de llegar a Jane Eyre, de haber sido la coescritora (junto a su hermana) de Cumbres Borrascosas (1847). Es decir, desde mi mayor ignorancia hacia la autora, la asociaba a lo peor de las historias melodramáticas románticas, llenas de clichés y llenas también de cosas totalmente accesorias a una auténtica historia digna de ser contada. Cual ha sido mi sorpresa al descubrir que también fue autora de Jane Eyre, en cuyas páginas dejó una visión propia sobre su condición, una visión llena de dignidad, sensibilidad y humanidad, una auténtica historia digna de ser contada.

Pero ésta historia literaria tiene aspectos propios de la época en la que está escrita, lo que la acerca a la literatura del romanticismo, lo que la aleja de la literatura contemporánea y lo que, también, hace que a mi mente le cueste mucho leerla con suficiente regularidad, interés y atención. Por esto prefiero quedarme con la adaptación cinematográfica que Fukunaga hizo sobre la novela ya que, en mi humilde opinión, se queda con lo esencial que hace buena a la historia que ideó Brontë y la "limpia" de episodios totalmente accesorios o demasiado insignificantes como para tener importancia en la historia.




Fotograma de "Jane Eyre"


Para empezar a criticar la película en su comparación con el libro, empieza mucho mejor, vemos como una mujer (interpretada por una genial e inmensa Mia Wasikowska) huye de una mansión y vaga desconsolada en medio de la campiña inglesa llena de una espesa niebla... Atravesando el hermoso paisaje cae la noche y llega muerta de frío, famélica y sin energías, a una casa humilde en donde la acogen y la ayudan a entrar en calor. Ésta misteriosa mujer resulta ser Jane Eyre, quien desea olvidar su pasado y no tener que responder a las preguntas de sus anfitriones, el pastor John Rivers y sus hermanas, quienes sienten una tremenda y muy normal curiosidad hacia ella.


El resto de la película es un flashback desarrollado hasta su tramo final, en el que Jane recuerda su vida y, concretamente, los hechos y circunstancias que la hicieron huir de Thornfield Hall, donde había sido contratada como institutriz por el rico y apuesto Edward Rochester (interpretado por un gran Michael Fassbender).




Fotograma de "Jane Eyre"


Más allá de ésta sinopsis podemos ser testigos de la fortaleza, valía y anhelos de una mujer humilde, aunque educada, en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. La película, mucho mejor que la novela, nos hace partícipes de los dolores, sufrimientos, dudas, conquistas y satisfacciones de Jane hasta su desenlace (que no estropearé). Es más que evidente que el gran motor de la historia tiene un carácter autobiográfico, y me refiero a los propios anhelos (que no vivencias) de Charlotte Brontë, quien en una carta le decía a una amiga "Yo estoy segura de que nunca he alcanzado la verdadera contricción"... Pues bien... Jane Eyre es la contricción y contención puras y personificadas y muy bien reflejadas en la piel de Mia Wasikowska.


Brontë había recibido una dura y estricta educación metodista, en la que el ser humano nace manchado por el pecado y solo una vida de privaciones y contricción pueden salvar el alma a los ojos de Dios. Es más que comprensible que un director de ascendencia japonesa se sintiera atraído por ésta historia, en la que la contricción y contención son fundamentales (al igual que para comprender la sociedad japonesa) para comprender la mente y la figura de Charlotte Brontë y la de su alter ego Jane Eyre.



Fotograma de "Jane Eyre"

La gran dirección de Fukunaga consigue convertir el paisaje y la arquitectura (vistos como distintos aunque complementarios) en unos personajes más de la narración y el espacio que rodea a los personajes de carne y hueso comparte su protagonismo con planos largos o generales de lo más acertados y necesarios para el desarrollo de la historia.


La iluminación natural con la que está rodada la película no hicieron el trabajo de Fukunaga fácil pero fue éste un reto que resolvió con maestría y le otorgan a la misma un acabado formal que dota a la narración de verosimilitud y "realismo", un realismo en lucha con el tratamiento ominoso de la niebla y cierto carácter enigmático de la propia Eyre o, en éste caso, de Wasikowska.



Fotograma de "Jane Eyre"


Podríamos decir que la película se articula visualmente en un hermoso y fantástico diálogo, más que una confrontación, entre "lo natural" y "lo arquitectónico", entre "lo enigmático" y "lo real", entre Jane Eyre y Edward Rochester, entre "lo femenino" y "lo masculino"... Visto, claro está, desde el punto de vista femenino... pero un punto de vista totalmente comprensible, agradable (en ocasiones, no todas) y conmovedor para cualquiera.

Me despido ya volviendo a agradecer a mi pareja que me haya permitido conocer y disfrutar de ésta película... un auténtico lujazo de buen cine.



Cartel de la película